¿Se pueden compartir y explotar conjuntamente los servicios de telecomunicaciones?
La proliferación en el mercado minorista de numerosas ofertas relacionadas con el esquema franquiciador ha despertado el interés de una sociedad que está viendo modificadas sus relaciones laborales pasadas. A día de hoy, las franquicias representan un paradigma alternativo para el viejo modelo de trabajo autónomo. Un paradigma que según el último estudio elaborado por la AEF (Asociación Española de Franquiciadores) da ya empleo a más de 278.000 personas y supone una facturación acumulada cercana a los 28.000 millones de euros.
Según ese mismo informe, existen en España más de 74.000 establecimientos operativos, lo que representa un ecosistema comercial de significativa relevancia. Su posicionamiento parece firme, con una tasa de crecimiento superior al 5% anual. Y es que, de facto, asistimos a una transformación profunda de la economía en la que el modelo de franquicias también quiere jugar su papel.
Cuando un empresario decide emprender el desarrollo de su negocio basándose en una estructura de franquiciados, realmente lo que persigue es establecer una red de establecimientos geográficamente distribuidos enfocados en replicar su esquema de servicios —unificando su imagen y estrategia de marketing. Para ello, normalmente define patrones para sus modelos de ventas y promueve el desarrollo de procedimientos comunes de gestión de la oferta y de atención a la demanda.
Todos estos elementos quedan recogidos en el contrato que franquiciado y franquiciador firman para formalizar su relación comercial. Ambas partes establecen royalties, programas formativos y de asesoramiento, mecanismos de supervisión y seguimiento de la operativa del negocio, necesidades informáticas, protocolos de imagen relacionados con la estética del establecimiento, y un largo etcétera. Sin embargo, pocos son los franquiciadores que se adentran en un elemento que resultan clave para el negocio.
Gestión unificada de telecomunicaciones
En un mundo donde las nuevas tecnologías juegan un papel trascendental, resulta de especial relevancia ser capaz de hacer uso de ellas como palanca de cambio. La gestión centralizada de las comunicaciones y de las redes informáticas son, por ejemplo, un elemento clave para interrelacionar franquiciados y franquiciadores. Les permite coordinarse en el crecimiento conjunto, sobre todo en lo referente a aquellos clientes con los que se trabaja a través de servicios en Internet o a los que se les ofrece servicios de valor añadido en los establecimientos —como por ejemplo a través de aplicaciones móviles con promociones, acceso a redes wifi propias, etc..
En muchos casos, no existe una política común que gestione de forma centralizada esos servicios. Los franquiciados, tienden a desplegar sus propias infraestructuras de telecomunicaciones sin ser conscientes de aspectos como las medidas relacionadas con la ciberseguridad que pueden afectar a sus negocios. Más aún, sin darse cuenta de que errores propios pueden convertirse en daños a otros franquiciados en tanto y cuanto comparten una misma imagen de marca.
El modelo de franquicias con frecuencia se encuentra con dificultades a la hora de diseñar y gestionar un esquema unificado de telecomunicaciones seguras e integrado en una red de establecimientos geográficamente distribuidos. Esta falta de modelo común hace que surjan problemas al intentar integrar soluciones heterogéneas , incluso que se añada complejidad a la gestión. Siendo críticos, esta forma de actuar tiende a olvidarse de las ventajas inherentes que tiene formar parte de una red geográfica común y así como las posibilidades que se derivan de poder recopilar información que sea de relevancia para la franquicia y para la mejora del modelo de negocio.
Ventajas de la gestión unificada
Una red de conectividad común administrada desde la nube permite gestionar elementos de seguridad, diseñar redes y desplegar puntos de accesos y dispositivos móviles a través de servicios de configuración centralizados y remotamente accesibles, enfocados en cada establecimiento o centro de trabajo. Más aún, proporciona un modelo unificado de información que permite la gestión y comparación de establecimientos remotamente distribuidos. Por ejemplo, permite agregar los datos recogidos para su explotación de forma integrada con otra información de negocio (logística, stock, tendencia del mercado, inteligencia de negocio, etc.). Incluso analizar patrones de comportamiento de los usuarios en términos de presencia, localización y el número de clientes conectados con sus dispositivos móviles a la red durante una visita a los establecimientos. Una ventaja que permitiría diseñar comparativas entre diferentes centros y adecuar las decisiones de negocio al análisis realizado.
Y lo mejor de todo es que para ello no se necesitan complejas ni costosas inversiones. Existen en el mercado soluciones e integradores como All4Sec que proporcionan un servicio de gestión de la conectividad Internet centralizado que puede ser utilizado por el mundo de las franquicias a costes competitivos y que suponen un rápido retorno de inversión.
Y ahora la pregunta que nos hacemos es ¿por qué este tipo de cuestiones no han entrado a formar parte aún del discurso de transformación digital necesario en el mercado de las franquicias? ¿Por qué el franquiciador no lo ofrece como un elemento más de sus servicios al franquiciado? La respuesta quizá es sencilla: se trata de cuestiones que no se ha planteado.