¿Quién no visto cámaras de vigilancia cuando ha entrado en un edificio? ¿Quién no ha dudado sobre lo que alguien puede hacer con las escenas que posiblemente esté grabando?
Los sistemas de videovigilancia nos rodean a diario. Se localizan en las oficinas bancarias, en edificios públicos, en comercios, en carreteras… Hasta en nuestras propias casas. Los sistemas de captación de imágenes forman parte de las medidas de seguridad que a menudo se implantan en lugares tanto públicos como privados. Vídeos que graban cómo nos movemos o actuamos en determinados entornos y que nos clasifican en función de diferentes criterios de interés.
Masivo despliegue de cámaras
El uso y explotación de los registros de videovigilancia ha crecido en el mercado hasta convertirse en uno de los principales sectores tecnológicos asociados a la seguridad. Actualmente los sistemas de videovigilancia (VMS, por sus siglas en inglés) mueve más de 27.000 millones de dólares al año a nivel mundial. Algunos indicadores señalan que existe una cámara de vigilancia cada 29 habitantes de este planeta y que en los próximos años crecerán a un ritmo del 14% anual hasta llegar a alcanzar la relación de una cámara por cada ocho personas. Solo en China algunas ciudades tienen instaladas en lugares públicos más de 20 millones de cámaras de seguridad.
Procesamiento de las imágenes
Tal ingente cantidad de dispositivos de recogida de imágenes supone una fuente estratégica de información para aquellos que deben gestionarla. Aplicando la legislación actual en España, los datos recogidos por cámaras de grabación solo pueden conservarse por un plazo máximo de 30 días, exceptuando casos de vigilancia específica en previsión de algún posible delito. Esto hace que el papel de observador en tiempo real se convierta en una función clave a la hora de hacer uso de estos sistemas. De ahí que el procesamiento de imágenes y su clasificación se haya convertido en un área de enorme interés.
En esta actividad, precisamente, es donde las nuevas técnicas de Inteligencia Artificial están empezando a jugar un papel más relevante. En la actualidad existen aplicaciones que identifican personas en un entorno, que clasifican su comportamiento o que incluso las interrelacionan con otras fuentes de información como es el sonido ambiente. Algunos fabricantes como VaakEye son capaces de detectar posibles robos en tienda antes de que estos ocurran.
Minority Report de los Estados
Sí, han leído bien, “antes de que estos ocurran”. Muchas personas se acordarán al leer estas palabras de la película Minority Report y las detenciones preventivas que se realizaban ante la posibilidad futura de la comisión de un delito. El panorama resulta inquietante. Sin embargo, no por ello deja de ser factible. Ya hay muchos países que están dando los primeros pasos.
China está en pleno desarrollo de los proyectos Skynet y Sharp Eye que se definen a sí mismos como “sistemas nacionales de vigilancia destinado a combatir el crimen y prevenir posibles desastres”. Desde hace algunos años, los chinos han apostado por desarrollar una nueva tecnología apalancada en los sistemas de videovigilancia inteligente que tiene en sus más importantes fabricantes tecnológicos a sus principales referentes. Hikvision, Zhejian Dahua Technology, iFlytek o Huawei son algunos de los más activos en este mercado.
En EEUU están surgiendo actores muy importantes que han apostado por adquirir compañías como Avigilon cuyo producto ya está siendo utilizado en campus e instituciones educativa como sistema de videovigilancia activa frente a posibles tiroteos y que se integra con soluciones de captación de sonido como ShotSpotter que precisamente utiliza la policía de Nueva York para identificar lugares donde se han producido posibles disparos. También en Europa hay empresas que trabajan en esta área. Recientemente una compañía francesa se hacía con un contrato para el sistema de videovigilancia de la ciudad de México DF que incluía tecnologías de procesamiento de imágenes para la prevención de delitos.
Todo un abanico de posibilidades que ponen de manifiesto el debate de “el Gran Hermano te observa” (evolucionado a “el Gran Hermano te analiza”) al que podríamos estar sometidos en pocos años con la consolidación del Big data.
Restricciones legales
Días atrás leíamos que la Fiscalía General del Estado en España sugería en su memoria anual la posibilidad de utilizar este tipo de soluciones en colegios e institutos de educación primaria y secundaria, como medida de protección ante episodios de violencia escolar. El debate no es baladí.
La instalación de sistemas de videovigilancia en entornos con presencia de menores es un tema muy delicado. La ley de protección de datos —LO 3/2018 de 5 de diciembre (LOPDGDD)— establece que se deben respetar los principios de proporcionalidad, idoneidad y mínima intervención o afectación a los derechos de las personas. Y aquí es donde surge la controversia, aunque no entraremos a debatirlas; los expertos abogados lo hacen por nosotros. Sin embargo, y viéndolo desde el punto de vista del desafío tecnológico a la seguridad que representa, sí que resultará interesante hacernos la pregunta de si la videovigilancia puede servir para, automáticamente y en tiempo real, identificar esas situaciones de violencia. De ser posible, se evitaría recurrir al visionado individualizado de las imágenes que habitualmente trae consigo un enorme esfuerzo humano y económico.
Inteligencia Artificial aplicada a las imágenes
El uso de técnicas de Inteligencia Artificial (IA) comienza a dar respuesta a esta pregunta. Al igual que en ciberseguridad los IPS e IDS actúan de mecanismos de prevención de ataques a infraestructuras informáticas, “la IA está transformando las cámaras de vigilancia de centinelas pasivos en observadores activos que pueden identificar personas, comportamientos sospechosos y armas de fuego, acumulando grandes cantidades de datos que los ayudan a reconocer los gestos, la forma de caminar y la vestimenta” (Latimes). Actualmente ya existen múltiples soluciones en el mercado, aunque aún no suficientemente robustas. La Inteligencia Artificial se ha mostrado como la tecnología más prometedora para este tipo de situaciones.
Las técnicas de Inteligencia Artificial o Machine Learning permiten clasificar, segmentar, identificar o localizar imágenes o escenas de acuerdo a procedimientos de aprendizaje definidos. Se trata de técnicas que recurren a procesos complejos de análisis, anotación de eventos posibles, entrenamiento del sistema y generación de modelos computacionales de explotación. En España existen algunas iniciativas interesantes como es la que proporciona VicomTech, un centro de investigación situado en el País Vasco centrado en el estudio avanzado de tecnología de imágenes y en el análisis de datos.
Cómo encajar la normativa de protección de datos personales
La Inteligencia Artificial va camino de convertirse en el nuevo paradigma de los sistemas de videovigilancia, aunque la seguridad no sea su único objetivo. También podrá prestar servicios en actividades como el conteo de personas para tareas de marketing, la conducción autónoma de vehículos, la detección de accidentes domésticos en personas dependientes o el análisis de reacciones de compradores de productos, aunque sin olvidar que hay una frontera que no deberá superar: la legislación europea de protección de datos personales.
La normativa para la protección de datos personales establece unas premisas que se convierten en obligado cumplimiento cuando se trata de gestionar sistemas de videovigilancia. Así, si una compañía decide instalar uno de estos sistemas debe tener en cuenta el ámbito de aplicación, la legitimidad del tratamiento de las imágenes, los niveles de responsabilidad sobre las imágenes y los plazos para destruirlas, la obligación de informar a las personas que podrían ser grabadas, respetar los principios de calidad, proporcionalidad y finalidad por la que se justifica la instalación y, llegado el caso, si se crea un fichero de videovigilancia, notificar a la AEPD para su registro e inscripción. Y hasta aquí podemos hablar porque las posibilidades que se abren son múltiples y variadas.
Conclusión
La evolución tecnológica en los sistemas de videovigilancia está dando lugar a situaciones que hace algunos años resultaban impensables. El desarrollo de la Inteligencia Artificial, el Big data o el IoT junto al despliegue del 5G situarán a la sociedad ante un nuevo escenario en el que el tratamiento de imágenes requerirá de una legislación avanzada que verdaderamente proteja a las personas. Es en ese campo en el que legisladores y tecnólogos deberán encontrarse. Por el momento, ya estamos en camino.