Redes móviles, redes fijas, y después la WI-FI
El consumo diario de datos a través de redes móviles ha crecido de forma exponencial en los últimos años. Los operadores móviles han convertido sus redes en verdaderas autopistas de intercambio de información para dar servicio a un numero cada vez mayor de usuarios domésticos y corporativos.
Sin embargo, las redes fijas continúan siendo el sustento fundamental para este tipo de tráfico. A nadie le sorprendería la afirmación de que las redes fijas proporcionan actualmente mayor velocidad y menor latencia que las redes móviles más avanzadas.
Pese a ello, el uso de una tecnología que dé cobertura a la movilidad resulta indispensable. Y ya no solo hablamos de redes 5G sino de ese otro tipo de servicios a la movilidad que proporcionan las redes WI-FI.
El papel de las redes WI-FI en las comunicaciones
Compartir la conectividad a Internet entre familiares, miembros de una comunidad o como servicio público ofrecido por comercios y centros de trabajos son formas efectivas de expandir esta movilidad.
Algunos fabricantes como Cisco pronostican que la cantidad de puntos de acceso WI-FI públicos en todo el mundo crecerá hasta superar los 600 millones en este año 2023, en comparación con los menos de 200 millones que existían hace solo un lustro.
Las redes WI-FI se han convertido en la base para las comunicaciones entre dispositivos cuando se trata de interactuar en entornos móviles controlados (de 35 a 120 metros de distancia).
Si un equipo requiere tener conexión con otro en un entorno donde no existe una línea física, la interconexión WI-FI se convierte en una posible solución. Una solución que tiene su propia problemática, incluyendo la seguridad de sus transmisiones.
Problemas más habituales
Las comunicaciones móviles se desarrollan en el espectro de las ondas de radio. Esta característica abre todo un conjunto de posibilidades y dificultades que no se presentan en las redes fijas.
Por ejemplo, si hablamos de problemas, resulta relativamente complejo determinar las causas de las interrupciones en las comunicaciones WI-FI cuando estas se producen. Los elementos físicos intervinientes y el entorno o medio en el que las comunicaciones se desarrollan forman parte de la ecuación.
Además, resulta indispensable pensar en la seguridad de las transmisiones. Aspectos como la interceptación o las interferencias de señales son fundamentales a la hora de evaluar la seguridad de una red WI-FI.
Y qué decir de los elementos físicos y software que se utilizan para establecer este tipo de comunicaciones. Firmwares desactualizados, autenticaciones poco robustas, algoritmos de cifrado débiles, etc., todos ellos son aspectos ampliamente debatidos en los foros de ciberseguridad y que delimitan la fiabilidad de este tipo de comunicaciones.
Redes WI-FI: frecuencias, canales y anchos de banda
Llegados a este punto, es habitual encontrarse con dificultades que se asocian a las redes WI-FI y que son bien conocidas. En ocasiones, se trata de problemas reales, mientras que en otros son simplemente consecuencia del desconocimiento de la propia tecnología.
Las redes WI-FI tienen su base de definición en el uso de frecuencias en el espectro radioeléctrico de comunicaciones. Estas van desde los 2,4 GHz hasta los 5-6 GHz bajo especificaciones de WI-FI 4, 5, 6 y 7, esta última en proceso de evaluación.
En torno a estas especificaciones se han desarrollado dispositivos que, utilizando canales de 20, 40, 80 o 160 MHz, son capaces de proporcionar servicios con anchos de banda que pueden alcanzar los 3,4 Gbps en WI-FI 5, 10 Gbps con WI -FI 6 y hasta 46 Gbps con el futuro desarrollo de WI-FI 7; es decir, los equipos multiplican con cada nueva especificación sus ratios de comunicación hasta casi quintuplicar las capacidades actualmente disponibles.
Desafíos de las redes WI-FI
Este escenario, en principio ideal, sin embargo, presenta algunos problemas que en ocasiones afectan a las expectativas percibidas en la tecnología.
No pocas veces nos hemos encontrado con situaciones que han evidenciado la necesidad de establecer medidas de ajustes a la tecnología o incluso de proporcionar aclaraciones de por qué una red WI-FI presenta un comportamiento por debajo de lo inicialmente esperado.
Se trata de cuestiones a menudo sencillas de evaluar que incluyen aspectos como la superposición de señales de las antenas, la sobrecarga de tráfico en determinados puntos, la saturación de canales de radio, la estabilidad o latencia de las conexiones o la propia capacidad de los componentes tecnológicos utilizados.
Todo ello redunda en un modelo de red que necesita mantener un equilibrio entre la calidad del servicio prestado y la seguridad de las comunicaciones y que forma parte de las infraestructuras de redes de no pocas compañías.
El futuro de las redes WI-FI
Sea cual sea el caso, lo cierto es que las redes WI-FI son una parte integral de las infraestructuras de muchas organizaciones. También en el entorno doméstico el uso de estas redes son una práctica cotidiana. Estamos rodeados de WI-FI que ofrecen sus servicios tanto a nivel público como de forma restringida.
Su futuro inmediato pues parece garantizado. Sin embargo, el desarrollo de las redes de nueva generación 5G y 6G va a condicionar la evolución de la red WI-FI en los próximos años.
Los desafíos a los que se enfrenta pasan por la capacidad de gestión del espectro radioeléctrico que utiliza y que servirá para avanzar en la optimización de las comunicaciones dentro de entornos controlados.
En la medida en que la tecnología WI-FI consiga gestionarlo en términos de calidad de servicio y seguridad su despliegue continuará creciendo. Si pierden ese control es muy posible que acabe siendo absorbida por una próxima generación de una red 7G.